Real Madrid: la Muerte por Éxito del Rey Midas del Fútbol

Javier Romero
12 min readMar 11, 2019

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El capitán Sergio Ramos levanta la decimotercera copa de Europa para el Real Madrid tras derrotar al Liverpool por 4-1. Fuente: The New York Times

Tras un estrepitoso fracaso, el Real Madrid consuma su papel como Rey Midas del fútbol

El Rey Midas es uno de los personajes más conocidos de la mitología griega. Monarca de Frigia, (parte de la actual Turquía), las leyendas narran que se convirtió en un líder tan poderoso que alcanzó el don de convertir cualquier cosa que tocase en oro tras solicitar este deseo a Dionisos, el dios griego que efectivamente le concedió esta habilidad, no sin antes advertirle del peligro que entrañaba.

El trágico final de este personaje tal vez no sea tan conocido. Según Aristóteles, Midas murió de hambre debido a su don. Cualquier comida que entrase en contacto con su boca se convertía en oro, resultándole imposible alimentarse.

Ilustración del Rey Midas, el cual convertía en oro todo lo que tocaba. Fuente: TIME

La historia del Rey Midas se asemeja de manera asombrosa a lo que le ha ocurrido al Real Madrid. El vigente campeón de la Champions League sufrió una humillante derrota por 4-1 a manos de un joven Ajax que destapó todas las vergüenzas del equipo merengue. Esta derrota significó la eliminación del Real Madrid (el cual manejaba un marcador favorable tras el partido de ida) de la competición que había hecho suya durante más de 1.000 días.

Los jugadores del Ajax Lasse Schöne y David Neres celebran la victoria de su equipo ante el Real Madrid. Fuente:

Los años de gloria

El Real Madrid murió de éxito, como Midas, de un hambre causada por su habilidad de convertir en oro todo lo que tocase durante esos 1.011 días. A mediados de la temporada 2015–2016, en medio de una crisis galopante, el club se encontró con un fenómeno prodigioso con el nombre de Zinedine Zidane, una leyenda madridista, pero al fin y al cabo un “novato” en el puesto de entrenador (por supuesto no en el de jugador) que lideró al equipo durante tal vez su época más dorada. El Rey Midas comenzó a acumular poder por entonces, ganando la undécima Champions League de su historia a final de temporada tras un desastroso comienzo de la misma.

El capitán Sergio Ramos levanta la undécima copa de Europa para el Real Madrid tras derrotar al Atlético de Madrid por 4–1. Fuente: El País

El Real Madrid de Zidane conquistó el impresionante doblete Liga-Copa de Europa la siguiente temporada, siendo el primer equipo en la historia que repetía corona en la competición europea desde que se instauró el actual modelo de competición en 1993. El Rey Midas alcanzaba todo su esplendor y consolidaba su imperio en Europa con mano de hierro, con un juego directo, vertical y rápido, haciendo de un gen competitivo sin precedentes su principal seña de identidad, la cual no sólo deleitaba al madridismo sino que también levantaba asombro e intimidación entre sus rivales.

Midas contaba por aquel entonces con un ejército de primer nivel, formado por los mejores jugadores del mundo. Tras aquella temporada 2016–2017, cinco de los once integrantes del equipo ideal de la FIFA eran jugadores del Real Madrid: Sergio Ramos, Marcelo Vieira, Toni Kroos, Luka Modric y Cristiano Ronaldo, y por supuesto con Zinedine Zidane como mejor entrenador.

De izquierda a derecha: Luka Modric, Toni Kroos, Sergio Ramos, Zinedine Zidane, Florentino Pérez y Marcelo Vieira, recibiendo sus premios “FIFA The Best 2017” en octubre de 2017. Fuente: MARCA

Señales de debilidad

Llegó después una temporada agridulce, premonitoria del fracaso que se avecinaba unos meses después. El cansancio y el empacho de victorias hacían mella en las tropas del Rey Midas. El Real Madrid, mostrando ya carencias competitivas, se dejó llevar y terminó la Liga en un lamentable tercer puesto, a 17 puntos del ganador, el F.C. Barcelona, y sólo tres por encima del cuarto clasificado, el Valencia. En Copa del Rey, el humilde Leganés ejecutó al conjunto blanco en cuartos de final, también en el estadio Santiago Bernabéu.

Sólo una improbable victoria en una tercera Champions League consecutiva salvaría la temporada, y mágicamente así sucedió. No sin sufrimiento y polémica en rondas previas, el Real Madrid derrotó al Liverpool en la final de Kiev de 2018. El éxtasis por una nueva corona europea quedó eclipsado por la marcha de dos capitanes generales de aquel poderoso ejército de Midas que ya comenzaba a debilitarse : Cristiano Ronaldo, el mejor jugador de la plantilla, el activo más valioso en el campo de batalla, y Zinedine Zidane, el arquitecto y líder del éxito, el maestro en la planificación de las batallas y la gestión de la tropa. El primero, con un deseo irrevocable de irse por motivos que dan para escribir un libro. El segundo, astuto, retirándose en la cima, conocedor de que había exprimido el potencial de aquel equipo al máximo, y de que se acercaba un largo y oscuro invierno. Aunque primero vendría un verano de tormentas.

El verano del desastre

Julen Lopetegui, con Florentino Pérez, es presentado como entrenador del Real Madrid. Fuente: elPeriódico

Con la marcha de Cristiano y Zidane, el verano de 2018 se anticipaba como uno de los más decisivos de la historia del club. Y así fue, pero para mal. Muy mal. Se fichó a Julen Lopetegui, por entonces seleccionador nacional, causando un terremoto en la selección española de fútbol que también da para otro libro. Lopetegui duró cuatro meses y salió del club con el equipo en la novena plaza de la Liga.

Con Cristiano se marcharon la garantía de 50 goles por temporada, un liderazgo incontestable sobre el campo y en el vestuario, y un decisivo factor intimidatorio de cara a los rivales. Se decidió no fichar a ningún sustituto de garantías. Se apostó como sucesor del portugués por Gareth Bale, un jugador extremadamente irregular que nunca se ha adaptado al equipo, que continúa dando muestras de indisciplina, que aún vive de las rentas de tres goles decisivos en su accidentada etapa en el Real Madrid: el de la final de la Copa del Rey de 2014, el de la final de la Champions de 2014, y la monumental chilena de la final de Champions de 2018. Tres goles espectaculares y decisivos, pero tres goles al fin y al cabo. Desde su llegada al Real Madrid en el verano de 2013 hasta enero de 2019, Bale se ha lesionado 22 veces. Más lesiones que palabras sabe en español.

Como parche para la delantera, se fichó al delantero canterano Mariano Díaz, por entonces jugador del Olympique de Lyon, que había firmado una excelente temporada en el equipo francés. El club no se planteaba el fichaje del hispano-dominicano hasta que el Sevilla mostró interés en él. Ante la posibilidad de dejar escapar a un jugador de la casa que parecía triunfar, el Madrid activó su opción de compra para cubrirse las espaldas. De todos modos, ante la falta de gol del Real Madrid, Mariano se antojaba, como mínimo, como una solución interesante, un rematador para ganar partidos.

Tanto las lesiones como, sobre todo, la falta de confianza de los entrenadores han hecho que, desde su llegada, Mariano haya jugado tan solo 390 minutos en 14 partidos (unos 28 minutos de media por partido) sobre el total de 4050 minutos (45 partidos) que el Real Madrid ha jugado esta temporada. La planificación de la directiva y su coordinación con el entrenador no tenía coherencia, ni pies, ni cabeza. Los directivos mostraban que su plan para esta temporada no era mejor que el de cualquier chaval de 11 años que coge por primera vez los mandos de su equipo en el FIFA.

Así se fraguó el fracaso

Karim Benzema y Gareth Bale se lamentan. Fuente: Deporvito

La muerte del Rey Midas del fútbol fue despiadadamente cruel. Un guionista de terror de Hollywood no habría sido capaz de diseñar una tragedia más sanguinaria. Todos los elementos posibles, y algunos que parecían ni siquiera existir antes, se conjuraron para poner fin al reinado del Real Madrid en Europa, y dejar al equipo en una situación extremadamente delicada.

Todo ocurrió en casa, en el palacio real de Midas, en el estadio Santiago Bernabéu, el mismo que ha sido escenario de algunas de las mayores gestas de la historia del fútbol. La debacle comenzó el 27 de febrero, cuando el F.C. Barcelona remontó un resultado desfavorable de 1–1 en el partido de ida de las semifinales de la Copa del Rey, destrozando al Real Madrid con un 3–0 pese a una primera parte en la que el equipo blanco fue superior. Esa sensación desmoralizante se trasladó al sábado 2 de marzo. Nueva victoria del Barça, esta vez en Liga, por 1–0, para aumentar su distancia en la clasificación a 12 puntos, condenando al Real Madrid a la persecución de la segunda plaza, como mucho. Estos resultados se unían a la crisis del equipo de baloncesto, que también sufrió sendas derrotas contra el eterno rival. Pero eso es otra historia.

El golpe final, asestado por el Ajax, ocurrió el pasado martes, 5 de marzo. El Madrid, un equipo batallador hasta la saciedad, de orgullo y remontadas en el último minuto, recibió esta vez una potente dosis de su propia medicina. El equipo traía un marcador favorable de Ámsterdam, donde milagrosamente ganó 2–1 pese a un juego desastroso. Cualquier marcador con victoria o empate le valía para pasar de ronda. Un 0–1 en contra, también. En otras épocas del imperio de Midas, 2, 3 o 4 años atrás, con ese marcador y contra ese rival, este partido de vuelta era un mero trámite para pasar a cuartos de final, una ronda que se da por supuesta entre los aficionados.

Ese peligroso modo de pensar fue precisamente el que llevó al capitán del ejército de Midas curtido en mil batallas, Sergio Ramos, a forzar la tarjeta amarilla en el partido de ida, con el objetivo de “pasar limpio”, sin tarjetas, a cuartos de final, asumiendo que no podría jugar la vuelta. Ramos, antes de forzar la acción, buscó al entrenador con la mirada Solari, el entrenador, le dio el pulgar arriba. Ramos, con una torpeza insólita en un jugador de su experiencia, declaró después a la prensa y “con todos los respetos hacia el Ajax” que el de vuelta sería un buen partido para descansar. El capitán de hecho eligió el partido de vuelta para grabar parte de un documental sobre su vida, en un palco personalizado con sus iniciales y su número, “SR4”, con tres cámaras grabando su incredulidad mientras su equipo se desmoronaba en un partido cuyo capitán había elegido no jugar. Todo muy macabro.

Tres cámaras graban las reacciones de Sergio Ramos durante el partido Real Madrid-Ajax. Fuente: diez

El Ajax, con un once cuya media de edad era de 24 años (por los casi 27 del Real Madrid) saqueaba a placer el palacio de Midas, capitaneado por Frenkie de Jong, un joven descarado de 21 años recién fichado por el eterno rival, el F.C. Barcelona. De Jong, antes del partido, comentó que el Barcelona le pidió que eliminase al Madrid. Misión cumplida, y el Barça, con el camino despejado para ganar otra Liga (la séptima en los últimos diez años, con una falta de competitividad alarmante del Real Madrid en esta competición), otra Copa del Rey y quién sabe si otra Champions, se reforzará además en verano con el que parece un fantástico jugador con un brillante futuro por delante. Un fichaje que, por ejemplo, le podría haber venido como anillo al dedo al Real Madrid dado el deterioro del nivel de sus jugadores de centro del campo.

Frenkie de Jong, en una imagen colgada por él mismo en su cuenta de Instagram, esquiva a Luka Modric y Vinicius Jr. Fuente: BeSoccer

El Ajax zarandeó y humilló al Real Madrid venciendo por 4–1 dos días antes de que los madridistas, tal vez en el cumpleaños más triste de nuestra historia, celebrásemos 117 años de historia de nuestro equipo, y tres días antes de que Florentino Pérez, quien, como no podría ser de otra manera, se encuentra ahora en el ojo del huracán, cumpliese 72 años. En una semana, el Real Madrid se había despedido de Copa del Rey, Liga, y Champions. Se había despedido de la temporada. ¿Celebración? Más bien luto. ¿Champán? Más bien sangre.

Parte de guerra

A la desastrosa derrota del ejército de Midas y a la muerte del monarca se le une un considerable parte de guerra:

Vinicius Junior: la perla brasileña de 18 años a cuya balsa de desparpajo y creatividad el equipo se había agarrado en el río revuelto de una temporada nefasta, y uno de los pocos símbolos de promesa y esperanza para los blancos, se rompía y salía del campo entre lágrimas. Sufre una rotura de ligamentos en el tobillo derecho y estará dos eternos meses de baja.

Lucas Vázquez: uno de los pocos jugadores a los que el exquisito público del Santiago Bernabéu rara vez reprocha su actitud, uno de los pocos guerreros verdaderos de este malogrado ejército de Midas, sufrió una lesión de grado 1 en la zona isquiotibial del muslo izquierdo. Se espera que esté alrededor de tres semanas de baja.

Dani Carvajal: otro de los guerreros salidos de la academia militar del propio Midas, de la cantera madridista, pilar fundamental del equipo tanto en ataque como en defensa, sufrió una rotura de grado 2 en el recto anterior del muslo derecho, y se perderá de cuatro a seis semanas de competición.

Gareth Bale: cómo no. Era el llamado a ser sucesor de Cristiano Ronaldo, pero siguiendo la tónica de la temporada (y de su carrera), no podía faltar a su cita con la indolencia y, cómo no, con la lesión. Inexistente en los momentos en que su equipo más necesitaba acciones de velocidad, de fuerza, de gol en definitiva. Un fantasma que por el bien del equipo debería hacer las maletas este verano. Terminó con molestias y se desconoce su tiempo de baja.

Con la enfermería llena, no le quedará otra a Solari que recurrir a jugadores en los que ha demostrado no confiar: Dani Ceballos, Isco, Brahim Díaz, Álvaro Odriozola o Mariano Díaz. La ironía de la desastrosa situación del Real Madrid es que serán los soldados menos habituales los responsables de tratar de recuperar por lo menos la imagen del cuadro blanco en los once partidos que restan de temporada.

Santiago Solari se dirige hacia el banquillo del Real Madrid. Fuente: La Nación

El parte de guerra incluye también el desarrollo de una pequeña gran guerra civil dentro del club: tras el partido trascendió una bronca entre el presidente Florentino Pérez y Sergio Ramos. El primero bajó al vestuario a abroncar a la plantilla, supuestamente tachando la eliminación de “vergonzosa” y “bochornosa”, y (siempre supuestamente) acusando a los jugadores de tener “demasiadas vacaciones”. Ramos saltó y le echó en cara la planificación deficiente de la plantilla y el proyecto, respondiendo a la amenaza de Florentino de echarle del club. Si la bronca efectivamente fue así, ambos tenían razón: la actitud de la plantilla ha sido tan lamentable como la planificación de la directiva. Tal vez por eso, por estar condenados a entenderse, aparentemente han conseguido acercar posturas en un corto espacio de tiempo.

Confusión informativa

Pero lo más preocupante de esta crisis es la confusión informativa que rodea siempre al club, con medios lanzando titulares en busca de clicks como quien aleatoriamente echa migas de pan a las palomas, con la esperanza de que alguna pique. Si hay información contradictoria, es que alguien miente. Aprovecho aquí para insertar una pequeña queja personal: ya está bien de tomarnos a los lectores y a los aficionados por tontos. La labor que realizan algunos medios, publicando sin contrastar información, es detestable. Por su parte, en lugar de sacar un portavoz a la plaza a aclarar las cosas, el Real Madrid guarda un perjudicial silencio institucional.

Noticias de As, diario GOL y MARCA, respectivamente, sobre la tensión entre Florentino Pérez y Sergio Ramos. Fuentes: As, diario GOL, MARCA

Es cierto, el Rey Midas y el Real Madrid perecieron por dos causas diferentes. En el caso del legendario monarca, fue el exceso de ambición y avaricia lo que le llevaron a morirse de hambre, mientras que en el caso del club de Chamartín fueron precisamente la falta de ambición y la complacencia las que causaron en fracaso. Pero al fin y al cabo, ambos vieron cómo se desvanecía su imperio y se evaporaba todo cuanto habían conseguido de una manera cruel y punzante. En ambos casos se demostró lo esquivo y fugaz que es el éxito, y la necesidad de reinventarse y no caer en la comodidad cuando se triunfa. En ambos casos, se diagnosticó su muerte por éxito.

El Rey Midas tratando de comer una manzana que ha convertido en oro. Fuente: The Daily Enlightenment

Mensaje final

Si has llegado hasta aquí abajo, en primer lugar gracias por leer el artículo. Y en segundo lugar, soy consciente de que calificar el fracaso del Real Madrid de “muerte” es excesivo. Mi única intención con el uso de esta palabra es reflejar la similitud entre lo que le ha sucedido al Real Madrid y lo que le ocurrió al Rey Midas, tratando de encontrar un ángulo diferente y entretenido (dentro de la “tragedia”) para analizar lo que le ha pasado a este equipo. Evidentemente no se trata de una muerte, ya que el Real Madrid indudablemente se recuperará de este fracaso. Al menos esa es la esperanza que debemos albergar los madridistas, especialmente con la reciente llegada de Zidane, el que originalmente llevó al Rey Midas a realmente convertir en oro todo lo que tocase.

Si tienes algún comentario, estaré encantado de leer tus opiniones o sugerencias en Twitter o en LinkedIn.

¡Gracias!

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Javier Romero
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Written by Javier Romero

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